El positivismo de Comte aspiraba a una transformación de la sociedad, pero dentro de una orientación conservadora, científica y conservadora, que respondía a los intereses de la burguesia. Comte, en definitiva, no alcanzó a ver cuales serían las consecuencias sociales de la revolución industrial en la sociedad del siglo XIX. La difusión de ideas socialistas y anarquistas se debe a que se presentan como una respuesta a una situación: la supuesta miseria del proletariado y la supuesta crisis del capitalismo liberal. El movimiento obrero, adopta entonces, estas ideas.
En Francia, los primeros socialistas se enfrentan con las consecuencias de la revolución industrial y proponen programas de transformación de caracter utópico inspirados en Rousseau, ideales románticos y cierta mentalidad positivista. Marx considerará a este socialismo utópico y acientífico. Como sea, se trata de una filosofía de la historia y del hombre de caracter optimista. Son sus representantes Saint-Simon, Fourier y Proudhon, quien por su concpeción del estado y la libertad podría ser considerado anarquista. Tambien Owen, en Inglaterra. El socialismo utópico desaparece cuando la lucha política y económica, así como la crítica a la economía liberal, comienzan a dar lugar a otras posiciones.
El socialismo es, en síntesis, la teoría, doctrina o práctica social que promueve la posesión pública de los medios de producción y su admistración también pública, supuestamente en pro del interés de la sociedad en general y no en favor de clases o grupos particulares.